Suelen enlazar diversas canalizaciones, y el agua que contienen se destina en ocasiones al consumo humano, por lo que hay que asegurarse de que su mantenimiento es constante y eficiente. En general están construidas en piedra, que es un material muy resistente, pero, debido a la constante humedad, sus paredes se van deteriorando con el paso del tiempo, por lo que pueden producirse averías y atrancos. Se utilizan tres tipos de arquetas: las de paso, que conectan dos conductos; las sifónicas, que son aquellas que se instalan antes de las conexiones que conectan las tuberías con la red general, y sirven para evitar los malos olores en las redes de saneamiento privadas; por último, las arquetas separadoras de grasas, que están destinadas a evitar el vertido de productos grasos en la red general. En general, se pueden producir atascos en ellas debido a la presencia de desperdicios en las bajantes. Si nota un hedor intenso que sube por sus cañerías, es probable que sufra este problema, así que llámenos y lo resolveremos en muy poco tiempo y de la manera más profesional posible.